lunes, 12 de mayo de 2014

Venta del Charco

De nuevo a la Venta, esta vez hemos subido por el camino de Valdeaparicio (duro y caliente) y Vuelcacarretas. Dice el banquero que el camino es suyo, pues pa él. Nosotros nos quedamos con el hada que se nos apareció en bata.
Debajo de las fotos hay un relato de historias antiguas de por ahí.

Historias de linces: “ De linces y conejos ”

Autor: Manuel Moral Castro

La fauna silvestre, que se capturaba con diversos métodos, constituyó un recurso alimenticio de primer orden. Si bien lo más habitual era la captura de conejos, perdices, ciervos, jabalíes, zorzales, y torcaces, la necesidad produjo la entrada en la dieta de especies tales como el tejón, el gato montés e incluso el lince. El conejo era la base principal de la alimentación de materos, cabreros, e incluso guerrilleros. Más que afición a la caza, ésta era un medio de subsistencia en muchos hogares. En los chozos no faltaba el hurón, los lazos, y los cepos para cazar conejos. Si no llega a ser por su abundancia en años de hambruna, mucha gente hubiera muerto de inanición. Había personas que se dedicaban a la caza del conejo, no solo para alimentarse sino también para ganarse algún dinero. Se tiraban al monte dos o tres días y antes de que se les echara a perder la carne, bajaban al pueblo para venderla. En una ocasión, dos cazadores de más de sesenta años del pueblo de Marmolejo, que se dedicaban a este menester, Antonio Prieto Sánchez y Juan Olaya, apodados Pereto y El Chato respectivamente, les pilló la noche en la garganta de la Aliseda, frente al Socor. Al levantarse en la mañana del 13 de junio de 1945, se encontraron rodeados por la Guardia Civil, que los acribilló al creer que pertenecían a un grupo de guerrilleros. Los verdaderos guerrilleros estaban en ese momento observando el desenlace desde las Buitreras de Valquemado. “El Vidrio” (así llamado por haberse criado en un desmontado sito en el Cerro del Vidrio, en los Rasos de Tres Cabezas) de Marmolejo, Juan “El Matero”, de la Venta del Charco, y Antonio ”El Manquillo”, formaban uno de los grupos de guerrilleros que andaban huidos por entre los valles del Yeguas y Arenoso. La experiencia de estos huidos en el arte de la caza dio cierta peculiaridad a su vida en la sierra. No daban atracos sino que se dedicaban a la caza poniendo cepos a los conejos y trampas a los zorzales, abundantes en estos riscos de Sierra Morena, y luego la vendían sus familiares o sus enlaces. Incluso llegaron a guardar rebaños con las debidas precauciones. Murió (en una emboscada de la Guardia Civil) el 13 de mayo de 1951 en la Garganta de Valquemado junto a otro compañero Vicente Gómez Díaz “Quina” o Pepe de Fuencaliente. (MORENO, F., 2001)